El sentimentalisme és una espècie de feixisme

En el seu llibre Sexo, mentiras y Hollywood, Peter Biskind explica això de La vida es bella, de Roberto Benigni:

Pese a la feroz competencia que luego significó Chocolat, esta película (la de Benigni) ha de considerarse el apogeo del período kitsch de Miramax, su campaña, en gran parte exitosa, por inyectar glucosa en las venas de la cultura americana medianamente cultivada. (...)

(La vida es bella) és una película de una imbecilidad moral tan abrumadora, que hace que los azucarados esfuerzos de los estudios por abordar la solución final, como La lista de Schindler, parezcan audaces comparados con ella, por no mencionar el cine del Holocauso auténticamente grande, como El conformista, de Bernardo Bertolucci, El jardín de los Fizzi-Contini de Vittorio De Sica, o de esos monstruos del documental que són Noche y niebla, de Alain Resnais, The Sorrow and the pity, de Marcel Ophuls, y Shoah, de Claude Lanzmann. (...)

En la revista Time, el crítico Richard Schikel señalo: "El sentimentalismo también es una especie de fascismo, pues nos priva de juicio y de agudeza moral; hay que oponerle resistencia. La vida es bella es una buena oportunidad para empezar".

Interessant, sobretot, la frase de Richard Schikel, aplicable a piles de pel·lícules que arrosseguen el públic a les sales per anestesiar-lo. A la La vida es bella hi podriem afegir Los chicos del coro, Mi vida sin mi, El hijo de la novia, Goodbye Lenin i fins i tot m'atreviria a dir Babel, per citar-ne quatre de memòria...

Polèmic, eh?