dijous, de gener 27

La fletxa del temps



¿Qué me indica que todo esto es un acierto? ¿Que me indica que todo lo demás es un error? Desde luego, no es mi sentido de la estética. Jamás se me ocurriría afirmar que Auschwitz-Birkenau-Monowitz fuese algo bello de contemplar, o de escuchar, o de oler, o de probar o de tocar. Entre todos mis colegas, allí existía un generalizado intento por encontrar, aunque sin ningún método, una mayor elegancia. Entiendo bien esa palabra y todo el anhelo que encierra: elegancia. No por su elegancia llegué a amar el cielo del atardecer, de un rojo infernal, en el que se iban reuniendo las almas. La creación es bien fácil. Y fea. Hier ist kein warum. Aquí no hay porqué. Aquí no hay cuando, ni como ni donde. ¿Nuestro propósito preternatural? Soñar una raza. Hacer un pueblo a partir de la climatología. Del trueno y del relámpago. Con el gas, con la electricidad, con la mierda y con el fuego.

A la La flecha del tiempo, Martin Amis reconstrueix, reinventa el temps narratiu per explicar una història que comença, es desenvolupa i acaba al revés, pensant potser que podria trobar el sentit en un escenari on el món va perdre tota lògica. Però no, la Història ja no es pot tirar enrera.