dissabte, de novembre 15

El mestre emocional



Al suplement Estilos de Vida de la Vanguardia surt avui publicat un article interessant sobre el cinema com a transmissor de patrons culturals, mites i formes de comportament. Es titula "EL CINE, NUESTRO MAESTRO EMOCIONAL" i com que és una mica llarg, us enganxo aquí alguns fragments:

(...) tres cuestiones acerca de la influencia del cine en los seres humanos. La primera es que, en muchos lugares del mundo, el séptimo arte se ha constituido en la principal fuente de educación emocional y mítica de los últimos cien años. La segunda: reinterpretamos según nuestras necesidades las ideas y emociones que trasmiten las películas. Y la tercera: la infl uencia que ejerce el cine (y, últimamente, la televisión) es mítica y, como tal, tiene sus aspectos positivos y su lado negativo.

"El cine es un espejo pintado", decía Ettore Scola. Los seres humanos, cuando nos encontramos delante de la gran pantalla, creemos encontrarnos ante un reflejo de la realidad. De hecho, el cine nos resulta mucho más verdadero que la vida cotidiana. La música que dota a la historia de intensidad emocional, la fotografía que proporciona imágenes que se nos quedan grabadas, el hilo argumental que hace que todos los acontecimientos cuadren… Todo hace que sintamos más el cine que la realidad que tenemos alrededor. Una persona que permanece impasible ante los problemas de su hijo puede llorar delante de una pantalla que le narra la historia de un adolescente incomprendido por sus padres. Alguien que reprime sus sentimientos amorosos deja que se le acelere el corazón por un romance de película. Y un individuo de vida rutinaria que no viaja por miedo a lo nuevo se mete en una sala de proyección y vive aventuras demostrando un gusto por nuevas experiencias que ni él mismo sabe que tiene. Todo se vive en el cine con mayor intensidad. Por eso influye tanto. Jean-Luc Godard decía que "la fotografía es la verdad". El cine es la verdad 24 veces por segundo. Tendemos a creernos lo que vemos en la pantalla (tanto en la grande como en la pequeña). Y el impacto que tiene sobre nuestras vidas es mucho mayor de lo que suponemos.

Incluso se puede afirmar que el séptimo arte puede hacernos creer que hemos tenido experiencias completas que, en realidad, no hemos vivido. (...)

También ha influido en nuestros hábitos de vida: ha conseguido que fumemos… y ahora está logrando que dejemos de fumar. El cine ha creado formas de seducción (el tira y afloja intelectual que ha sustituido a procesos rituales anteriores), relaciones padres-hijos (la rebelión adolescente ha sido, en gran parte, inventada por el cine) y estrategias de comunicación no verbal (los gestos, miradas y rictus faciales actuales, más contenidos, han sido difundidos por el cine sonoro).

La interpretación que hacemos de las películas pone de relieve nuestra forma de ver el mundo y nos hace vernos a nosotros mismos. (...)

Cine y televisión son míticos. Crean ideales porque no pretenden ser un trozo de vida, sino más bien un pedazo de pastel. Y esa capacidad de inventar mitos puede causar problemas cuando nos olvidamos de diferenciar realidad y fi cción y nos creamos expectativas utópicas. (...)

Pero esa irrealidad del séptimo arte tiene también sus compensaciones. Una de ellas es que causa un sano distanciamiento emocional que permite ver los problemas con claridad. Hay estudios que sugieren que la sana idea de que podemos reírnos de todo y de todos ha surgido de la comedia cinematográfica. (...)

El otro potencial que podemos encontrar en lo legendario es la capacidad de proporcionarnos objetivos. Si tenemos claro que el cine es una utopía, usar sus ficciones como objetivo puede darnos fuerza en nuestras vidas. Aunque nunca lleguemos a Itaca, el viaje habrá merecido la pena porque estaremos más allá de donde empezamos.